Cuando va quedando menos

Por Rosa Medinilla
La vida sigue un curso muy preciso,
enriquece cada edad con cualidades propias.
(El As en la Manga) – Rita Levi Montalcini (90 años)

Mientras tenemos proyectos podemos ser mayores, pero no “viejos”. Solamente cuando se ha perdido ilusión y la curiosidad que se necesita poner en un proyecto y creer en el, por sencillo que sea y por insignificante que le parezca a los demás, podemos considerarnos viejos. Decía Ana María Matute en enero de 2001 “Es curioso: tengo 75 años y muchos proyectos, pero de repente te das cuenta de que ya no tienes demasiado tiempo para hacerlos (El País)” Lo importante es el alma y la ilusión con que vivimos ese proyecto.

Hay una gran diferencia en la lentitud de los procesos de envejecimiento entre unos y otros, todo depende de muchos factores, aunque si los años de vida  se nos alargan y la muerte no llega, como dice la canción “cuando la vida se encierra tras una cortina de años” nos encontraremos inevitablemente en la vejez, o dicho de otra forma: en la decrepitud. .

La transición de mayor a viejo tiene mucho que ver con la autonomía. Mientras podamos seguir adelante, a pesar de las limitaciones, siendo la mayor parte del tiempo autónomos  seguimos considerándonos mayores hasta que el desgaste y las limitaciones, o la enfermedad, puede hacer dificultosa  nuestra vida o impidiendo totalmente su desenvolvimiento y necesitemos depender de otros.

 

El proceso de envejecer

Soy viejo, y la muerte se ha apoderado de los
pensamientos de la juventud: y quien no sepa qué es la vejez,
que tenga paciencia cuando le llegue, porque
es cosa que antes no se puede saber
Michel Ángelo Buonarroti a los 83 años

Por muy cuidada que esté una persona, al envejecer,  su cuerpo empieza a debilitarse y no funciona como antes. A pesar del esfuerzo por mantener las fuerzas y el control, el cuerpo, y a veces la mente, va perdiendo su autonomía. Al peligrar la independencia y el control, se debilita la confianza y la autoestima. La fe en “que a cada paso va a haber suelo” se resquebraja, porque  el “suelo” es el apoyo básico consistente en las experiencias asimiladas, la fisiología primaria (respiración, digestión), la postura erguida, la coordinación, la sensibilidad, la movilidad y lo aprendido y experimentado a lo largo de la vida.

Según van creciendo las limitaciones y va fallando la confianza, puede ir apareciendo la desesperanza ante la creciente desintegración, que asoma la cabeza en el adulto mayor y que toma cuerpo en la última etapa, ya que el anciano se ve forzado a desconfiar de sus propias capacidades. Buscar unas gafas o unas llaves puede ser un reto que exige grandes dosis de paciencia, aceptación,  creatividad y reorganización para  adaptarse a las nuevas necesidades.

Lola tiene 86 años, es una señora gordita y bonachona, con mucha energía y deseos de salir de excursión, hacer gimnasia, ir a cursos y de pasarlo bien. Según dice ella “ahora que se fue el plasta de mi marido y que por fin estoy libre me pasan cosas raras: de repente me encuentro sentada en la cama y antes estaba en la cocina pelando patatas, no me acuerdo como he llegado hasta allí, por lo que he pensado cambiar tanto el calentador como la cocina  y  ponerlos eléctricos”

Es importante recordar, en cualquier caso, que el conflicto y la tensión son fuentes de crecimiento, fuerza y compromiso. Dice el libro fundacional de la Terapia Gestalt PHG “La sensación de adecuación y de poder se desarrolla a medida que cada problema aparece y genera su propia estructura, y al hacer esto encuentra nuevas posibilidades y, como por casualidad, las cosas se ponen en su sitio. (1)

A pesar de las limitaciones, los ancianos, por lo general, aceptan de buen grado la  puesta del sol cada noche  y se alegran de poder verlo salir  radiante cada mañana. Mientras haya luz, hay esperanza ¿quién sabe lo bueno que puede traer el día? Las experiencias y capacidades  que  van quedando adquieren una gran importancia y valoración al irse reduciendo la  perspectiva y las posibilidades y con ello aumenta el disfrute por las pequeñas cosas.

Vicente Aleixandre plasma  con exactitud esta característica en los siguientes versos:

Unos, jóvenes, pasan. Ahí pasan, sucesivos,
ajenos a la tarde gloriosa que los unge.
Como esos viejos
más lentos van uncidos
a ese rayo final del sol poniente
Estos sí son conscientes de la tibieza de la tarde fina.
Delgado el sol les toca y ellos toman
su templanza: es un bien -¡quedan tan pocos!-,
y pasan despaciosos por esa senda clara

Genoveva tiene 87años y está viuda desde hace tres. Dice que sin su marido se encuentra perdida. Vive en una casa muy antigua con una escalera de madera que la Junta de  Vecinos quería tirar y hacer nueva. En una visita al barrio del concejal se puso en primera fila y cuando pasó por su lado le dijo” Buenas tardes” y el concejal fue a darle la mano. Genoveva que es muy desenvuelta a pesar de su aspecto frágil, le dijo “como soy muy vieja puedo darle dos besos” y se los plantó sin más. Según sus palabras. “… aproveché y le dije que tenía un problema con mi casa y me preguntó de qué se trataba. Le conté lo de la escalera”. El resultado de todo esto es que la escalera ha sido declarada de interés histórico y Genoveva ha conseguido que no se derribe.

La edad avanzada no tiene por qué ser signo de decaimiento o incapacidad intelectual, pues es evidente que muchas personas continúan realizando importantes aportes, en esa etapa,  en diferentes áreas del conocimiento y de las artes, como Freud,  Erikson, la propia Laura Perls que fue presidente del Instituto Gestalt de Nueva York hasta su muerte,  Picasso, Matisse, Monet;; en la política  Mao Tse-tung, Winston Churchill, Konrad Adenauer, Victoria Kent; en las ciencias Einstein, Pasteur, Alexander Fleming, Ramón y Cajal; en las letras Delibes, Francisco de Ayala, Víctor Hugo, Pardo Bazán, Cela; en la música Rubinstein que ofreció su concierto más genial a los 89 años en el Carnegie Hall de Nueva York. Todos estos nombres entre otros muchos y de una larga lista de especialidades.

Las crisis de la vejez

“La vejez es un naufragio”
Chateaubriand en Memorias de Ultratumba
“Dejémonos de pamplinas: la vejez es una gran desgracia”
Jorge Amado el día que cumplió 85 años

Erik Erikson (2) describió ocho crisis que a lo largo de la vida se presentan para ser superadas, situando la octava al final del ciclo vital. En la última etapa de su vida, cuando ya había cumplido noventa años, añadió una novena, que fue escrita por su esposa con noventa y tres años,  pues Erikson  ya había muerto. En esta novena etapa  detalla tanto las crisis como las virtudes a adquirir.

Entre estas crisis está la vuelta a la infancia, ponernos de pié,  adquirir destreza con los objetos y con el manejo del propio cuerpo. La conservación de autonomía y las elecciones vitales. Querer las cosas de una determinada manera puede ser un tema de combate. Al bajar las fuerzas y la posibilidad de valernos por nosotros mismos,  entran en acción personas más fuertes, que son más jóvenes: como los propios hijos, los médicos, etc. y la vergüenza y la duda puede poner a prueba la tan preciada autonomía añadiendo el desagrado de ser una carga para otros.

Ya no se espera necesariamente que el anciano asuma los compromisos vitales más importantes de las personas activas, por lo que la persona puede sentirse liberada de cuidar y velar por los demás. No ser necesitado puede generar una sensación de ser inútil, de estar estancado al no experimentar nuevos retos. Para todos no será así, pues para muchos significará un descanso y una ocasión para dedicarse a otras cosas que antes se habían postergado, aunque apartarse totalmente de la iniciativa, la creatividad y los afectos puede significar algo peor que la muerte.

Es en  la etapa de adulto mayor cuando la persona quiere echar una mirada retrospectiva a su vida, y puede que el disgusto que experimente le haga lamentarse de los errores y de las ocasiones perdidas, A veces la frustración sentida está en proporción directa con el alto grado de expectativas y autoexigencia que la persona tenga o haya tenido. Es el momento de enmendar errores, si ello es posible, y de tratarse con tolerancia

La aceptación del envejecimiento es una condición básica de la salud psíquica y sobre todo en la edad en que nos damos cuenta del proceso. Saber envejecer es no sentirse víctima del paso del tiempo y si admitir que es una evolución natural. Si en nuestra agenda psicológica figura que es recomendable envejecer, lo más seguro es que envejeceremos con el ánimo adecuado.

Ir aceptando los cambios inevitables que la vida va deparando sin oponer resistencia, ayuda a que los procesos se faciliten y la vivencia sea de serenidad. Puede que aceptar lo que hay no sea alegre, pero desde luego traerá paz interna. El padre de una  amiga mía, enfermo terminal de cáncer al que tuve la oportunidad de conocer una semana antes de morir me dijo al saludarme “Hola, estoy en el proceso final. Este si que es el final” ante esto me quedé un poco parada y solo acerté a preguntarle “¿y como lo lleva?” y me contestó  “Bueno…, me adapto a esto”.

La trascendencia

Deja que te revele los dones reservados a la vejez
Para coronar los esfuerzos de toda tu vida.
Thomas S. Eliot

No todo es desastre en la vejez, hay personas que se enfrentan a ella con un cambio de perspectiva, desde una visión materialista y racional a una más cósmica y trascendente, acompañándose de un mayor nivel de satisfacción vital y de tranquilidad de ánimo, independientemente de sus creencias religiosas.

Este sería, según Jung, el estadío final en un proceso natural hacia la madurez y la sabiduría. En un estudio hecho con pacientes terminales y ancianos, comprobaron lo siguiente con respecto a este estado: La persona experimenta un sentimiento nuevo de comunión cósmica con el espíritu del universo, una redefinición del tiempo, la vida y la muerte, así como una redefinición del yo. Puede también experimentar una pérdida de interés por cosas materiales y una mayor necesidad de “meditación” solitaria (3).

La persona experimenta una realidad diferente a la realidad normal de la vida media que los gerontólogos proyectan a la vejez. “Se produce un sentimiento nuevo de comunión con el espíritu del universo”  (4) y la perspectiva de la muerte  deja de ser amenazadora para convertirse en un proceso por el que pasa todo lo vivo. El sentido del yo propio se expande hasta incluir otros seres y otras dimensiones y uno mismo acepta y se deja fluir con la rueda de la temporalidad, dueña de todas las cosas, con su  ir y venir, y con ello se convierte en intemporal e infinito, preparándose para la muerte como una transición hacia otra experiencia.

Estamos sujetos a una naturaleza cíclica y cuando la persona permite que ella misma, como cada cosa tenga su “cualidad” de impermanencia, a la que percibe como algo que no es ni bueno ni malo, sino que simplemente es, surge del fondo una quietud profunda.

Esta fase descendente es esencial para el desarrollo espiritual ya que es donde se integran las experiencias. Vivimos pérdidas y fracasos y en ellos podemos sentirnos atraídos por la dimensión espiritual, o es tal vez en el éxito cuando sentimos que ha perdido significado y se queda vacío, convirtiéndose en derrota.

La trascendencia es una sublimación creativa del deseo de vida de la persona, que se vuelve cósmico y en el que el sentido del yo se expande hasta incluir a otros interconectados. Es un ajuste creativo genial pues es tremendamente consolador y tranquilizador. Es una forma excepcionalmente directa y espontánea de mantener viva la esperanza y la fe y fluir con lo que hay.

 

Conclusiones

Me pregunto qué es lo que hace que una persona afronte de una forma u otra la vejez. Supongo que la diferencia está, entre otros factores, en la sabiduría adquirida a lo largo de la vida. En la integración de las experiencias derivada de la resolución de las crisis y conflictos que se le pueden haber presentado. En su forma de aceptar los cambios y la novedad. Y, en la satisfacción de haber vivido una vida en la que el balance es, en su mayoría, positivo, porque la experiencia se considera como realizada, el contacto hecho, y por tanto, el post contacto se desarrolla de forma natural.

También ”la memoria del corazón, capaz de recordar los afectos y sentimientos importantes y decisivos de su vida pasada, que configuran su personalidad” (5)  y los existentes en el momento actual que actuarían como apoyo del entorno.
Todos vamos rumbo a la vejez con sus alegrías y pesares y nos enriquecería tremendamente conocer la experiencia de nuestros ancianos, para poder prepararnos para el final de la vida, al que nos enfrentaremos solos. ¿Tenemos coraje suficiente para enfrentarnos a la vejez sin engaños? ¿Cómo encontraremos la realización personal si eludimos la vejez? Disfrazarnos de jóvenes no nos va a evitar pasar por esa etapa.

No solo se puede alcanzar la trascendencia retirándose del mundo, sino también rodeado de afectos, disfrutando del juego, de la música y de la naturaleza, entre otras cosas,  para poder dar un salto más allá del miedo a la muerte, aceptando lo nuevo y desconocido con una buena dosis de confianza.

Me gusta la idea de pensar que dentro de mi vejez habrá algo “planificable”. Me pregunto acerca de lo que está en mis manos hacer, desde este preciso momento, para tener una vejez afortunada. No quiero que cuando aparezca, me coja por sorpresa.

 
 
(1) Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana. Frederick S. Perls. Ralph F. Hefferline, Paul Goodman –Los libros del CTP. Sociedad de Cultura Valle-Inclán. (en adelante PHG) Volumen II.
(2) Erick Erikson. Psicólogo estadounidense de origen alemán. Destacado por sus contribuciones en psicología del desarrollo. El Ciclo Vital Completado. Erik Erikson. Editorial Paidós
(3) Gerotrascendence: A Theoretical and Empirical Exploration” L. Tornstam
(4) Gerotrascendence. Ibíd.
(5) La vejez como autorrealización personal y social. José L. Aranguren
 
 

Bibliografía

– LA AVENTURA DE ENVEJECER. Teresa Pàmies. Edit. Península/Atalaya
– EL CICLO VITAL COMPLETADO. Erik H. Erikson – Paidós
– TERAPIA GESTALT: EXCITACIÓN Y CRECIMIENTO DE LA PERSONALIDAD HUMANA. Frederick S. Perls., Ralph F. Hefferline, Paul Goodman
– UN HOMENAJE A LAURA PERLS. Carmen Vázquez Bandín. Documento 126 del Centro de Terapia y Psicología

– COMO SER MAYOR SIN HACERSE VIEJO. Enrique Miret Magdalena. Espasa Hoy
– EL PODER DEL AHORA. Eckhart Tolle. Editorial Gaia
– VIVIENDO EN LOS LIMITES. Laura Perls. Promolibro. Valencia